jueves, 31 de enero de 2013

VASKO POPA



UN DRAGÓN EN EL VIENTRE

Un fiero dragón en el vientre
En el dragón una roja cueva
En la cueva un cordero blanco

Alimentamos el dragón con tierra
Lo queríamos domar
Y robar el antiguo cielo

Nos quedamos sin tierra
No sabíamos dónde ir luego
Montamos en la cola del dragón

El dragón nos miró furioso
Nos dio miedo nuestro propio rostro
En los ojos del dragón

Saltamos a las fauces del dragón
Nos agachamos detrás de sus dientes

Y esperamos que el fuego nos salvara

miércoles, 16 de enero de 2013

SAMIH AL QASIM



ALBA

Entre el alba y el alba estaremos solos,
Tu pudor angelical estará con nosotros,
Frente a mi osadía,
El mundo estará con nosotros
Y estaremos solos.

Entonces, ¿eso es el amor?

Al alba
La tibieza de tu cuello sobre mi brazo me despierta,
Un mechón de tu cabello fino tiembla
En el jazmín de tu respiración,
Tu respiración rítmica cual plegaria.
Hundo mi rostro en tu regazo y lloro.

Que las mariposas y los pájaros vengan
A vivir con nosotros,
Que el cristal de la ventana y la ventana sepan,
Que el pequeño limonero y el jardín del cielo sepan,
Que el mundo entero sepa que vivimos.
Con las manos unidas,

Hemos traspasado el milagro con el milagro.

YEHUDA AMIJAI



UN RECUERDO AVANZA HACIA EL FUTURO

Ahora estoy en el paisaje
que vimos juntos desde la colina:
los árboles se movían con el viento,
como gente moviéndose al final de los tiempos,
y la felicidad por estar cerca de ellos
se hizo insoportable, y dijimos, qué pena
que no tengamos tiempo. «Cuando estemos
la próxima vez, iremos allí.»

Estoy allí.
Y tengo tiempo,
yo soy la próxima vez.

martes, 15 de enero de 2013

CARLOS DE ROKHA



CASCADA DE COPA

Escribid mi nombre en el libro de la noche
Donde yo anuncio la venida de un océano más negro
A la caída de los pájaros que han perdido sus alas
Sobre los follajes en que sangra el sol
Es preciso saber sonreír a cualquier precio
Ser el paseante de un bosque de árboles negros y blancos.
Las araucarias puede servirnos de puentes levadizos
O de lo contrario todo estaría perdido
Al borde de un espejo sin fondo
Donde un gran pájaro de nieve imita las cascadas
Decidme
Dónde hay una reina que devore el corazón del prisionero
Decidme
Cuántos ángeles pueden nadar en una gota de agua

EDOUARD GLISSANT



LA TIERRA INQUIETA

El ancestro habla, este es el océano, esta es una raza que lava los continentes con su vela de sufrimiento; él dice que esta raza que es canto, rosada de canto y el perfume sordo y el azul del canto, y su boca es el canto de todas las bocas de espuma; ¡océano! tú permites, tú eres cómplice, hacedor de astros; cómo no abres tú tus alas de pulmón voraz. ¡Y mira! no queda más que el sueño del canto y la eternidad de la voz y la infancia ya de aquellos quienes crean herencia. Pues por el sufrimiento él pertenece a todos: cada uno tiene, entre los dientes, la arena vigorosa. El océano es paciencia, su sabiduría es el verano del tiempo.

lunes, 14 de enero de 2013

GEORGES BATAILLE



ERES EL HORROR DE LA NOCHE

Eres el horror de la noche
te amo como se agoniza
eres débil como la muerte.

Te amo como se delira
sabes que mi cabeza muere
eres la inmensidad, el miedo.

Eres bella como matar es bello
con el corazón desmesurado me ahogo
tu vientre está desnudo como la noche.

Me ahogan todas las palabras.

RYSZARD KAPUSCINSKI



ME ABANDONARON LAS FUERZAS...

Me abandonaron las fuerzas
la alegría desapareció sin dejar rastro
mis manos vagan
no encuentran cosas seguras

quisiera
que echara a volar un pájaro
que ladrara un perro

busco pruebas
de que algo es posible

EUGEN JEBELEANU



LOS SUEÑOS DE LA CIUDAD

     Sueña en este instante la ciudad
sueños
nacidos del Dolor o
de la Alegría,
pues uno y
otra sueñan

     Serena,
la Alegría quisiera engendrar criaturas
que se le parezcan,
en tanto que el Dolor,
desfigurado por tantos suplicios,
quiere que nazcan
criaturas más bellas que su amargo rostro

MIGUEL LABORDETA



PUNTO Y APARTE

Puesto que el joven azul
de la montaña ha muerto
es preciso partir.
Antes de ser golosamente asesinados
en los crepúsculos de la gran ciudad.
Antes de que las muchedumbres tristes de los metros
invadan el templo del Sol
definitivamente seducidas
por las noches de los trenes
es preciso marchar.
Desnudos y ásperos. Inigualables.
Y al partir preguntar por nosotros
indagar por nosotros
auscultar por nosotros
por nosotros mismos recordar
si tal vez se existió
y que una dulce soledad
nos responda en grave despedida.