GEORGES SCHÉHADÉ
Mi amor maravilloso como la piedra insensata
Esa palidez que tú juzgas ligera
Tanto te extravías de mí para volver
A la hora en que el sol y nosotros dos hacemos una rosa
Nadie ha debido encontrarla
Ni el cazador furtivo ni la esbelta amazona que habita
Las nubes
Ni ese canto que anima las habitaciones perdidas
Y eras esa mujer y tus ojos mojaban
De aurora el llano del cual eras la luna
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