sábado, 29 de septiembre de 2012

JUAN SÁNCHEZ PELÁEZ



SOLO AL FONDO DEL FUROR

¿Cuántas veces ahogado por tus brazaletes mágicos,
Las palmeras seniles de la lluvia me desatan?
Me extiendo sobre la fuente gris de un sollozo.
Las aguas en el sueño tienen otro ámbito más pleno.

¿Cuántas veces mi fidelidad es prisionera de tus ojos?

¿Hacia dónde su grito de mujer, Oh Noche, para
      levantar en mí esta bóveda chorreante de sed, Mi
      primitivo deseo?
Si su cuerpo es joven y tranquilo,
Ella se adelanta a mis párpados, con el salto de
      un jaguar.
Pero Ella me conoce.
Y golpea con su sangre mis brazos;
La trompeta invisible de su luz: Lanzada en mi cenit.

Tú que huyes hacia un día de sol,
Escúchame.
Escúchame.
Este árbol no es un árbol.
Este muro no es un muro.

Entonces deslicé en mi boca, Los
      pétalos dúctiles de tus senos.
Eso fue todo.
Como una antorcha que ardía y ardía bajo la
      Hierba.

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